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viernes, 28 de mayo de 2010

Minas de manganeso de Puras de Villafranca, Burgos

Un tesoro único

Las minas de manganeso de Puras de Villafranca son las únicas que de este mineral pueden ser visitadas. Con más de doscientos años de existencia, ocultaban una historia fascinante


Interior de una de las minas.
Ángel Ayala

Todavía se conservan las marcas de los barrenos.
Ángel Ayala
R. Pérez Barredo / Burgos
El paraje que arropa Puras de Villafranca es tan arrebatador que el visitante podría conformarse con la mera contemplación de su belleza. Sin embargo, son las entrañas de este verde valle las que custodian un tesoro, un yacimiento hasta hace bien poco desconocido que ha revelado una historia fabulosa que quiere darse a conocer. Y es que el conglomerado rocoso de esta privilegiada zona influenciada por el río Tirón, por esos caprichos de la naturaleza, es rico en manganeso, mineral esencial para fortalecer el acero, fabricar cristal, colorar vidrio o blanquear tejidos como el lino o el algodón. El complejo minero de Puras es único: se trata del más antiguo de la región y, junto al que existe en Toledo, el más añejo de España. Ahora, gracias al empeño del Ayuntamiento de Belorado, tres de las minas más significativas de este increíble entramado están abiertas al turismo, un caso también único en España.
Extraña ver, al llegar al pueblo, esos vestigios del pasado minero: pozos, catas, bocaminas y hasta un lavadero de mineral recuperado para el turismo. También permanecen en pie, y han sido remozadas en su interior, las oficinas, donde ahora el turista es sorprendido con talleres, actividades y experimentos relacionados con el manganeso. Las minas de Puras son muy singulares; al contrario que la mayoría de las que de este metal existen, no son a cielo abierto, sino subterráneas, lo que sin duda añadió una mayor dificultad a la extracción del mineral. Ninguna de las tres minas abiertas al turismo ha registrado reforma alguna más allá de la iluminación y el mínimo acondicionamiento para hacerlas visitables, lo que le añade el valor de la autenticidad: están absolutamente igual que cuando la actividad cesó para siempre. Las huellas de los barrenos son visibles en la roca, igual que la magnífica veta de manganeso: en algunos tramos es ancha, y los expertos aseguran que las minas hubieran seguido siendo rentables, tal es la cantidad -y calidad- del mineral.
Las minas comenzaron a explotarse en 1799. Pocos años después, su manganeso ya era considerado uno de los más puros del continente. Hacia la mitad del siglo XIX, una empresa belga se mostró interesada en explotar una de las minas más productivas. En esa época, el complejo minero de Puras vivió una época dorada, llevándose a cabo varias aperturas nuevas. Según la documentación que maneja el consistorio beliforano, en 1844 el entramado minero burgalés era el más productivo de cuantos había en la península, alcanzando los datos de producción conjunta de las minas de Aragón y de Cataluña: 500 quintales.
El Boletín Geológico Minero del año 1845 fue más allá al asegurar que con la minas de Puras al frente, España podría satisfacer sus necesidades industriales si las explotaciones del país se gestionara correctamente. Al parecer, en aquellos años muchos fabricantes importaban el mineral pagándolo a precio de oro porque no existía una relación fluida entre las empresas mineras y las industrias que empleaban el manganeso para fabricar sus productos.
A lo largo de su historia, las minas de Puras vivieron altibajos. Es más que probable que durante algunos años dejaran de explotarse porque no hay referencia alguna de ellas, apareciendo años después nuevamente. Es lo que sucede en la década de los 60 del siglo XIX. Durante los primero años, nada se sabe del complejo minero. Sin embargo, a finales, en 1868, se destapa otra vez como la más productiva del país con 4.500 quintales. Hacia 1868 España exportaba grandes cantidades de manganeso, siendo la tercera nación en procurar este mineral a Inglaterra, que lo empleaba para producir ferromanganeso, aleación utilizada para producr acero y hierro fundido.
A finales del XIX, la Casa Pincher, que poseía casi el monopolio en Europa en la producción de acero intenta hacerse con la mayor parte de las minas de manganeso para garantizar su producción. Sin embargo, en 1895, y a pesar de la demanda de este mineral, su precio no hace más que descender, lo que lleva a las empresas mineras, en muchos casos, a detener la producción y echar el cierre, aunque en muchos casos siguieron extrayendo el mineral por si los precios se recuperaban.
Curiosamente, en 1895 se abrió en Puras una nueva mina; cuatro años después, dos más, coincidiendo con una recuperación de los precios. En el arranque del siglo XX el sector se recupera totalmente. El incremento en la demanda de manganeso para acero es altísimo, a la vez que se abren fábricas de ferromanganeso en medio mundo. El complejo de Puras sigue con la apertura de nuevas bocaminas. En esa época, y continuando con la exportación a Inglaterra, que dice el alcalde de Belorado, Luis Jorge del Barco, que el Titanic se construyó con manganeso de Puras. Claro está que su calidad nada tuvo que ver con el famoso hundimiento...

Las guerras

Durante la I Guerra Mundial (1914-1018), la actividad no cesó: en tiempo de contiendas bélicas el manganeso era un mineral esencial para construir armamento. Esta máxima se cumplió como nunca durante la II Guerra Mundial: en ese periodo se abrieron hasta cinco minas en busca de la meta de manganeso en el complejo de Puras. Desde el final de la contienda y hasta 1965, en que cesó toda actividad, siguió extrayéndose el preciado mineral que fue principalmente empleado en los Altos Hornos vizcaínos y para la fabricación de pilas y baterías. Hoy, 45 años después, existen 16 minas localizadas que ocupan una extensión de 1.160 hectáreas, pero se sabe que hubo hasta 32 demarcaciones mineras en toda la zona. Nombres como La Segura, Purita, El comienzo, La deseada, Cándida, Luisito, La verdad, 2ª Felicidad, Josefina, Matilde, Sevilla, Santa Bárbara o Victoria, todas ellas minas de Puras de Villafranca, ya sólo son sonoros y hermosos ecos de la historia.    

Mina de Arnao, Asturias

EL AYUNTAMIENTO DE CASTRILLON PIDE QUE SEA RECONOCIDA A NIVEL NACIONAL.

Una carta revela que la primera mina de carbón descubierta fue la de Arnao

La explotación fue localizada por un fraile en 1591, que lo comunicó a Felipe II.

20/05/2010 NOELIA RODRIGUEZ 

La mina de Arnao es la primera de carbón mineral de la que se tuvo constancia en toda España. En 1591 se descubrió que de ella se podía sacar algo que, en un primer momento, se identificó como "piedra negra", aunque no fue hasta hace unas semanas cuando se supo de este hallazgo que sitúa a la mina castrillonense como la más antigua del territorio nacional.
Este descubrimiento se realizó de forma fortuita y lo hicieron Iván Muñiz y Alejandro García Alvarez, responsables del proyecto de recuperación del Peñón de Raíces Viejo. "Buscábamos saber si en la Edad Media había habido carbón en Asturias", explicó ayer Muñiz, cuando se encontraron entre los archivos del Ministerio de Cultura con una carta en la que se habla del descubrimiento de una nueva mina.
La misiva fue redactada por fray Agustín Montero, que era natural de Naveces. Por aquella época se encontraba en Asturias buscando minas para que las explotara su orden, ubicada en el monasterio del Carmen de Valladolid. Estaba en Arancés, también en el municipio de Castrillón, cuando descubrió casualmente el pozo de Arnao.
Al hacerlo envió una carta al rey Felipe II, ya que su intención era de que el monarca español les ayudara a explotar la mina a cambio de repartir las posibles ganancias. En ella aseguraba que había encontrado "piedra negra" lo que confirma, junto a otras cuestiones, que hasta ese momento en España no se conocían las minas de carbón mineral. Es más, el fraile castrillonense viajaba por Asturias, actuando como prospector para su orden y buscando explotaciones de carbón vegetal.
"Lo que venía buscando era una mina como esa para aprovisionar el mercado portugués", indicó Muñiz. Y así se hizo con lo que se obtuvo en Arnao, ya que se utilizó el puerto de Avilés para enviar, vía marítima, estas mercancías hasta Lisboa generando una mayor producción nacional ya que los españoles le quitaron este mercado a otras compañías mineras inglesas y de Flandes.
"Este dato concede un extraordinario valor a la mina de Arnao como testimonio de la política del imperio de Felipe II", indicó el arqueólogo. Muñiz aseguró que la carta descubierta, de la que tienen una copia y van a transcribir próximamente, fue escrita "de puño y letra" por el fraile y se trata del primer documento de la minería del carbón asturiana.
VIEJOS DATOS Hasta este descubrimiento no se tenía constancia de los orígenes de la mina castrillonense que, además es el primer pozo vertical que se explotó en Europa. "Había varias fechas, en la segunda parte del siglo XVI, pero se referían más a la licencia de cuando se explotó", indicó Muñiz.
Ante este hallazgo desde el Ayuntamiento de Castrillón ya piensan en darle el reconocimiento que se merece. Así lo indicó la alcaldesa, Angela Vallina. Recordó los pasos que se han dado en los últimos años para que su municipio "recupere su patrimonio y pasado" y confió en que "a partir de ahora se le empiece a dar la importancia que tiene a nivel nacional" y en contar con el apoyo del gobierno del Principado para futuros proyectos.

Mina ilegal en Torrejon de Velasco, Madrid

Una mina funciona ilegalmente en una zona protegida

JERÓNIMO ANDREU - Madrid - 24/05/2010
En Torrejón de Velasco tienen una mina ilegal que es responsable de importantes daños ambientales. La explotación de sepiolita, un mineral utilizado como absorbente industrial, se encuentra en el Cerro de los Batallones, una zona no urbanizable, protegida y de valor paisajístico que es desde 2001, además, Bien de Interés Paleológico. El grupo Tolsa la explotó regularmente durante 30 años en virtud de una concesión que caducó en noviembre de 2007 y no se prorrogó. Desde entonces, las extracciones han continuado de forma ilegal.

Los ecologistas advierten de que "crea enfermedades muy graves"
En la mina no existe control de emisiones de polvo, y las máquinas han causado daños a la vegetación y el paisaje. Encinas y coscojas han sido arrancadas por el paso de camiones, y el terreno aparece lleno de taludes, huecos y acopios de minerales a pesar de que las licencias otorgadas a la empresa exigen que el paisaje no se vea afectado. "Este tipo de explotaciones necesitan de un control muy estricto, pues estamos ante minerales vectores de enfermedades respiratorias muy graves como la silicosis", argumentan desde Ecologistas en Acción.
La licencia de Tolsa no se prolongó porque para ello la Comunidad requería un informe de Impacto Ambiental. Como la empresa nunca lo presentó, a partir de noviembre de 2007 solo estaba autorizada a trabajar en la zona para restaurarla. Sin embargo, inspectores de la Dirección General de Medio Ambiente constataron en julio de 2009 que, después de que expirase la cesión, se han extraído más de 39.000 metros cúbicos de mineral.
La inspección respondió a una denuncia de Ecologistas en Acción ante la Comunidad de Madrid en junio de 2009. La cantidad de irregularidades registradas era impactante. Tolsa no solo incumplía las prohibiciones de continuar excavando, la última emitida el 10 de junio de 2009 por la Dirección General de Minas, y carecía de la declaración de Impacto Ambiental y del estudio de Impacto Ambiental para las extracciones; ni siquiera tenía las licencias de actividad municipales. En cuanto a la restauración, no se había avanzado demasiado: el paisaje continuaba muy dañado.
En nombre del grupo Tolsa, su director industrial, Rafael Solana, niega todos estos puntos y asegura que únicamente se han continuado las labores de restauración. "Nunca extraemos sin la pertinente autorización. Desde que en Minas nos han dicho que paremos, lo hemos hecho. En las inspecciones no se ha podido demostrar que haya habido ninguna extracción". Según su versión, la razón por la que no se siguieron los trámites para prorrogar la explotación es porque "la mina está agotada".
A pesar de contar con el informe negativo de los agentes medioambientales, el Gobierno autónomo no abrió expediente hasta febrero de 2010, una semana después de que el PSOE solicitase la comparecencia de Federico Ramos de Armas, director general de Medioambiente de la Comunidad, protesta el portavoz de Medio Ambiente del PSOE en la Asamblea de Madrid, Antonio Fernández Gordillo.
Ramos de Armas reconoció en una comparecencia ante la Asamblea que Tolsa había estado trabajando en una situación irregular, y aseguró que la Comunidad tomará medidas. Prometió "que la sanción será proporcional, si corresponde, a este daño causado; que además deberán restaurar el daño que ya han producido, que se le impondrá una multa pecuniaria".
Socialistas y ecologistas no entienden cómo ha podido pasársele por alto tanto tiempo el problema a la Comunidad. La mina no está oculta ni es pequeña (mide 26.000 metros cuadrados). Ambos señalan que los intereses económicos están detrás de la pasividad de la Administración. El grupo Tolsa y Madrid producen la mayoría de sepiolita de España, un material para exportación.
Ramos no pareció afectado por la crítica. "¿Que nos critican que no somos una maquinaria especialmente rápida? Bien, siempre podemos ser más rápidos", respondió.

Libro de minerlaes de Castro Urdiales, Cantabria


castro urdiales

El Ayuntamiento edita un libro sobre la historia minera de Castro


La autora, María Luisa Ruiz Bedia, es profesora de Historia de las Obras Públicas de la Escuela de Caminos de la Universidad de Cantabria

25.05.10 - 16:49 -
Más de cien personas llenaron el salón de actos del Pabellón de Actividades Náuticas de Castro Urdiales para asistir al acto de presentación del libro "La minería en Castro Urdiales, el complejo minero de Dícido y de Setares", editado por el Ayuntamiento de Castro Urdiales, y escrito por María Luisa Ruiz Bedia, profesora de Historia de las Obras Públicas de la Escuela de Caminos de la Universidad de Cantabria.
El acto estuvo presidido por el alcalde, Fernando Muguruza, acompañado por Juantxu Bazán, director de la Escuela Taller, entidad que ha impulsado la edición de este libro al auspicio del programa municipal de vías verdes.
El alcalde tomó la palabra, en primer lugar, para agradecer a la autora el haber dedicado buena parte de su dedicación profesional al estudio de la minería de Castro Urdiales, "un libro que nos habla del enorme esfuerzo de muchísimos trabajadores del municipio que desde finales del siglo XIX hasta hace muy pocas décadas han tenido como sustento el trabajo en la mina". El director de la Escuela Taller se refirió al trabajo de Ruiz Bedia como una fuente de información para entender que la actividad minera es un recurso cultural que las administraciones públicas debieran potenciar para el conocimiento y disfrute de los castreños y visitantes, refiriéndose a la necesidad de conservar y restaurar los vestigios y yacimientos mineros del entorno minero de Dícido y Setares.
La relevancia de las minas de Dícido y Setares.
Maria Luisa Ruiz Bedia disertó sobre importancia de la minería en Castro Urdiales, acotando su estudio a la actividad minera de las minas de Dícido y de Setares desde 1883 hasta 1930, justamente el momento álgido de la minería. Destacó la importancia de las minas como actividad empresarial, y la enorme influencia que esta actividad supuso para la transformaciones sociales y económicas que se operan entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. La actividad minera en Dícido y Setares tuvo gran relevancia desde el punto de vista de las técnicas de laboreo, y sobre todo, de los procedimientos de carga y transporte, desde las zonas de extracción (primero a cielo abierto, más tarde mediante galerías) hasta la zona de embarque en los depósitos y cargaderos de mineral de la costa. Las infraestructuras de transporte (tranvías aéreos, ferrocarriles de cadena flotante, o ferrocarriles de adherencia) fueron adaptándose a medida que se iban modificando las cotas de extracción de mineral, creándose un mosaico de vías, planos inclinados, con sus cabeceras, puertos de carga, lavaderos… que justamente el estudio de Ruiz Bedia desvela utilizando como herramienta de trabajo la fotogrametría analítica para la investigación histórica.
El Ayuntamiento de Castro Urdiales ha distribuido el libro para su venta por las librerías de Castro Urdiales, Cantabria y Vizcaya, al precio de 10 €, tratando de potenciar con ello la venta y lectura entre la mayor parte de la población.